Érase una vez una flor que no lograba echar raíces en
ningún lugar.
Desde las montañas de Kazajstán, este
bulbo floral atravesó varios países: Persia, China,
Turquía…
Y así fue hasta que un científico holandés se llevó el
bulbo a un pequeño país europeo.
A la flor le gustó el clima y el suelo del país, y los
habitantes enseguida se enamoraron de ella y la
nombraron símbolo nacional. Parece un cuento de
hadas, pero esa es la verdadera historia del tulipán.
Estos tulipanes no son de Holanda, los hemos hecho
nosotros, pero seguro que si los ven los holandeses,
se penarían que son de verdad...
¡¡¡ nos han quedado perfectos!!!

Los añadimos a nuestro mural sobre Europa.